[1] Magister
en Antropología por la Pontificia Universidad Católica del Perú y Licenciada en Arqueología por la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.
TEJEDORES DE LOS ANDES se denomina
así a una de las rutas de turismo vivencial que ofrece la Asociación de
Servicios Múltiples de la Comunidad de Patabamba, cuyo atractivo principal es
el producto de sus tejidos con diseños inspirados en la cotidianidad de sus
paisajes y su naturaleza. Entre ellos,
podemos mencionar la “Huella de la llama” “chakana”,“chaska”, el “Ojo de la
vaca”, “pata k´aqlla”, “loraypo” y “la
laguna de Qoricocha”.
Se accede a la comunidad por la carretera de Ccorao-Chitapampa- Kallarayán-Patabamba a una distancia de 38 Km,
aproximadamente entre dos y tres horas de camino desde la ciudad del
Cusco. Dicen los comuneros que, ancestralmente, era conocida como “Patapampa”,
por ubicarse en las alturas, entre pampas, a 3800 metros sobre el nivel del
mar.
La Comunidad Campesina de Patabamba, que pertenece a
los distritos de Coya y Taray, atraviesa por un proceso de apropiación cultural,
ya que la población local reconoce sus tejidos como símbolos de la identidad
comunal. Antes de la década del noventa no existía la
artesanía textil como actividad económica para las mujeres, quienes dedicaban la
mayor parte de su tiempo a labores agrícolas para el sustento familiar.
La recuperación del tejido en Patabamba
tiene una historia de casi veinte años
y, actualmente, la artesanía textil, se ha convertido en un referente para la puesta en valor de la identidad
cultural de los comuneros. Fue en una feria artesanal en Chincheros, donde se
despertó el interés de una comerciante por unas muñecas tejidas cuyas llicllas
tenían diseños antiguos confeccionados por la familia Champi.[1]
Arte étnico de Patabamba
Foto: Vanessa Verástegui
En la comunidad ya se estaba
perdiendo la práctica del tejido como transmisión familiar y la técnica del teñido natural. Las mujeres y
varones habían reemplazado la vestimenta tradicional de uso cotidiano por el
pantalón y la falda del mestizo/a. Así
refiere la artesana Dominga Lloque:
Muchas cosas se han perdido porque ya la gente estaba empezando a salir del pueblo y se estaban yendo a otros lugares, los chicos y las chicas también ya no se vestían como antes, sino se vestían como de la ciudad, con ropa de tela y además les daba vergüenza. Por eso es que cuando quisimos recuperar para el turismo las ropas fue difícil, porque muchos no querían (…). [Traducción: María Pati]
La tradición familiar del tejido estaba
destinada solamente a la confección de las prendas ceremoniales -elaboradas con
tintes químicos- en torno a la fiesta patronal y a las del Sistema de Cargos
del calendario católico.
La comerciante de Chincheros convocó
a una reunión en la comunidad en 1992
a la que asistieron todas las
mujeres con la finalidad de identificar a las tejedoras con mayor potencial artístico.
En un inicio conformaron un grupo de 80 mujeres entre jóvenes, adultas y
ancianas; sin embargo, muy pocas habían aprendido a tejer por herencia
familiar; hacían solo diseños menudos, por lo que fueron capacitadas en el
aprendizaje del tejido mismo, en la elaboración de los diseños ornamentales y
en la combinación de las tonalidades de los colores con plantas naturales del
lugar. La recuperación de los tejidos no solo supuso la reinterpretación de los
diseños y capacitaciones, sino también la perfección en la calidad, en las
tonalidades, así como en diversos aspectos de la artesanía textil para mejorar
la calidad y volverse más atractivos en el mercado. Desde entonces, la práctica del tejido ha
convertido a la artesanía textil en fuente de ingresos en la comunidad de
Patabamba, especialmente para las mujeres, quienes dedican parte de su tiempo a
esta actividad.
Al comienzo de la recuperación del
tejido las mujeres eran novatas y aprendices
en este rubro, tuvieron que recurrir a las ancianas de la comunidad para rescatar y transmitir sus
saberes de los diseños a las más jóvenes. Empezó un proceso de reinvención del
tejido mediante un diagnóstico de los diseños de mantas antiguas de las
abuelas, algunas de las cuales fueron salvadas del olvido. En esta tarea
participaron las señoras mayores contribuyendo a la reinterpretación de los
diseños. Inicialmente estas mujeres fueron contratadas para capacitar a las
artesanas novatas que habían ingresado al grupo sin la práctica del arte de
tejer. La recuperación de la vestimenta y el rescate de los diseños suponen
también la reinvención y construcción del patrimonio, pues las artesanas
adaptan, recrean e innovan dejando en
ellos su propia particularidad
artística.
En términos generales, podemos decir
que el proceso de recuperación del
tejido ha pasado por dos etapas. Una primera en donde se adiestraron a las
mujeres en la misma práctica del tejido,
convirtiéndolo en una actividad económica. Y en una segunda en que se
procedió a la reinterpretación de los diseños, al perfeccionamiento, creación e
innovación hasta transformarlo en el patrimonio cultural de Patabamba.
Yo agradezco que gracias al turismo
hemos recuperado esto de las ropas siquiera y algunas costumbres, cuando vienen
turistas nosotros nos ponemos con nuestras ropas típicas (…). (Dominga Lloque
Paucar) [Traducción:
María Pati]
Técnica away (tejido) “Telar a la cintura”
Foto: Vanessa Verástegui
Las mujeres de la comunidad
campesina de Patabamba destacan hoy como artesanas experimentadas y
emprendedoras, participando en diferentes grupos, entre ellos, en el Centro de
Textiles Tradicionales de Cusco, LLAPAN PALLAY PACHAC; en la Asociación de
Trabajadores en Servicios Múltiples de Patabamba e Inca Ayllu. La participación
en estas organizaciones constituye un medio por el que las mujeres pueden
percibir ingresos adicionales a sus otras actividades cotidianas, como la
agricultura y el turismo. Con el tiempo,
la artesanía textil se ha convertido en su marca cultural tras un proceso de
aprendizaje y recreación textil que ha durado
veinte años. Hoy ofrecen a los
visitantes y turistas de aventura que arriban al lugar una gama de souvenirs andinos tradicionales, como
muñequita tejidas, llicllas, chullos,
chuspas y otras prendas occidentales
con bordados de diseños tradicionales de Patabamba, como guantes, chalinas,
carteras, monederos, cartucheras, llaveros, individuales, pasadizos.
Dada la experticia y la actual
imagen de Patabamba como una comunidad de tejedores, ello promete volver a la
artesanía textil en un producto con valor comercial, legitimada en el manejo
sostenible de las materias primas naturales. Hay que hacer énfasis en la transformación de
las materias primas en lana procesada, desde la esquila (corte de la lana del
cuero de la oveja); en la selección de la lana y el lavado de la misma con una
piedra alumbre molida denominada Sacha
Parakay, conocida también como detergente andino. Y del
teñido natural con plantas nativas del lugar como el Qolle y la chiclla
para el amarillo y la chiclla para el verde. La tonalidad azul la
obtienen de la preparación natural de la
planta Quera Quera con Poqohispay (orín fermentado de varón por
un mes); el color morado es el resultado
de la mezcla de la cochinilla y collpa. Para fijar la tonalidad en
colores las tejedoras utilizan una planta denominada Q´aqa Sunqha y sal de limón.
“Mis tejidos son naturales, porque la lana teñimos con hierbas ahí le echamos el fijador que también es natural, la cochinilla compramos y otros van a Urubamba y se recogen porque la cochinilla cuesta. [Nelly Mandortupa] [Traducción: María Pati].
Demostrando la cocción
del teñido natural
Foto: Vanessa Verástegui
No obstante, las debilidades residen en la falta de
capital social para descentralizar los
beneficios económicos cuando no existe una buena planificación y organización
para poder colocar sus productos en circuitos de comercialización, tanto en la
esfera nacional como en el ámbito internacional. Si logran ingresar al mercado
global, la artesanía textil de Patabamba podría convertirse en una marca
cultural de valor patrimonial.
Demostración de sus
preparaciones del teñido natural
Foto: Vanessa Verástegui
[1] Venicio
Champi, su madre doña Pilar y esposa
Catalina fueron los primeros emprendedores de la artesanía textil en la comunidad.